Dr. Antonio Ponce Vargas

Reumatólogo

Especialista en: Fatiga Crónica y Fibromialgia, Osteoporosis

Opiniones

Mayo, 2007 Me llamo Elena S. M., tengo 26 años y estoy felizmente casada desde hace un año y ocho meses. Me acaban de diagnosticar Sindrome de Hiperlaxitud Articular. Desde pequeña he sufrido de jaquecas y con 6 años me diagnosticaron sinusitus crónica. Recuerdo tener problemas con mis articulaciones desde los ocho años. Primero fue dolor en los brazos, más tarde fueron las rodillas, se me hinchaban muchísimo con los cambios de tiempo, la humedad... me dolían tanto que no podía ni andar. Los médicos me hacían placas y analíticas y como no aparecía nada extraño no le daban importancia. Más tarde fue la cadera derecha y, después de marearme todo lo que supieron, me dijeron que era cadera en resorte y que no tenía solución, debía andar siempre despacio para evitar el dolor que me producía cuando se salía del sitio. He tenido varias bursitis en ambas caderas pero, como he tenido tan mala pata con los especialistas visitados, estuve unos cuantos años automedicándome y sin visitar ninguno. He ido pasando hasta ahora mis rachas, pero desde el mes de febrero de 2006 empecé con un dolor de espalda horrible, no podía dormir ni acostarme en la cama y cuál fue mi sorpresa que el médico de cabecera de mi pueblo me dijo que lo que tenía que hacer era cambiarme el colchón y vería qué bien me iba a sentir. Como lo cuento, parece increíble que pasen estas cosas, pero son reales. Por miedo a volver a quejarme, aguanté hasta el mes de julio que había cambio de médico, le comenté lo que me ocurría y me dijo que tenía escoliosis y una contractura en la parte izquierda de la espalda. Mi historia no termina aquí ya que en posteriores visitas las contracturas se fueron dando por toda la espalda. Seguí dando tumbos y continuaba con mi dolor y mi desesperación. He tenido que soportar toda clase de comentarios, en la Mutua me decían que era Fibromialgia, el traumatólogo me comentó que eso era imposible, gente conocida me decía que no me tenía que escuchar tanto, la familia me decía que me relajara y me sentiría mejor, gente que incluso me comentaban si la vida de casada me iba bien... A día de hoy sigo esperando un resultado del reumatólogo de la sanidad pública y no tengo que volver hasta el mes de septiembre. Tengo que decir que vi luz cuando encontré la clínica del Dr. Ponce, el cual en una única visita fue capaz de diagnosticarme, sólo con lo que yo le estaba contando y las pocas pruebas que estaba aportando ya que no se me han facilitado en la sanidad pública. Hizo cosas que ningún médico de los hasta de ahora visitados se les había ocurrido cosas tales como tomarme la tensión, pesarme, medirme.... y a todo lo que iba viendo le encontraba una causa. Me encontré muy aliviada sólo de ver el trato tan humano que recibes por parte de dicha clínica. Así como la manera tan coloquial con la que intenta el Dr. Ponce explicarte todo lo que conlleva dicha enfermedad. Me pautó la medicación adecuada, unos ejercicios y me explicó qué era lo que me estaba pasando. Algo tan sencillo como esto era lo único que yo pedía. Sé con esto no me voy a curar, pero estoy segura que sólo la tranquilidad de saber lo que tengo y una medicación adecuada es lo mejor que me podía pasar. Para colmo de los colmos cuando me personé en mi médico de cabecera y le presenté el informe que el Dr. Ponce me había realizado, me dijo que dejara de calentarme la cabeza y lo que debía hacer era quedarme embarazada. No creo tener ningún trauma por este tema ya que mi marido y yo pensamos que lo mejor era disfrutar unos años y, más adelante, ya tendríamos tiempo de pensar en tener hijos. Sinceramente te sientes muy mal de ver que no te quejas por gusto y te toman por hipocondríaca. Yo vivo en un pueblo muy pequeñito en el cual cada día hay un médico de cabecera y no existen urgencias. Ahora cada vez que me siento realmente mal, no me atrevo ni a presentarme en la consulta después del último comentario, así que a veces, con necesidad de quedarme en casa por lo mal que me encuentro, me voy a trabajar como puedo. Por no subir y que me mande dos días a casa y estar en reposo. Pienso que es muy fuerte, pero también pienso que todo esto no tiene que poder conmigo. Mi marido que es el que está diariamente conmigo, me ayuda y valora cada día realmente como me encuentro y fue quien decidió que debía pasar de todo el mundo y buscar una persona capaz de valorar que es lo que me estaba pasando y que mejorara mi calidad de vida ya que el no saber que es lo que tienes crea una gran incertidumbre y desconcierto. Por esto queremos darle las gracias al Dr. Ponce públicamente ya que es un gran médico que sabe escuchar al paciente así como creer en lo que le estás contando y esto para la gente que se encuentra mal, como yo, es muy importante. ¡Ojalá existieran muchos médicos dispuestos a creer en estas enfermedades que no tienen un diagnóstico fácil y dispuestos a valorarlas como tales!. Gracias de nuevo.
Elena