Las ventas de plataformas vibratorias no han parado de crecer desde que el producto se introdujo en España y Europa. Muchos de nosotros hemos sido tentados de comprar una de estas máquinas para mejorar nuestra condición física, con poco esfuerzo y en poco tiempo. Pero, ¿Existe un beneficio óseo con el uso de las plataformas vibratorias? En el mejor de los casos: ¿Son inocuas o perjudiciales para la salud?. La realidad es que su compra es fácil, se realiza sin supervisión alguna y están al alcance de cualquiera. En este artículo, se realiza una puesta al día de la eficacia de las plataformas vibratorias a raíz de la reciente publicación (Ann Intern Med. 2011;10:668-680), en la que se objetiva una nula eficacia en el incremento de la densidad mineral ósea y de la estructura ósea de mujeres postmenopáusicas.
Introducción
Las terapias de vibración se remontan a la Grecia Clásica. Los precedentes más recientes son los del Dr. Harvey Kellog a finales del siglo XIX, y los del programa espacial soviético en la década de los 60′, hasta que, en 1998, el entrenador y preparador físico holandés Guus van der Meer adopta la idea y la integra en sus programas de trabajo con atletas y deportistas. El mismo diseña la máquina y la patenta, con el nombre de Power-Plate®, en 1999.
Una plataforma vibratoria es una máquina dotada de una base elevada, que vibra de forma vertical/multidireccional, o bien oscila. En base a que la acción de las vibraciones estimula las estructuras neuromusculares con resultados similares a los logrados por la actividad física. Los suministradores proclaman estos beneficios con su uso:
• Aumentan la liberación de hormonas del crecimiento y de testosterona
• Aumento del consumo energético y en consecuencia, reducción del peso corporal.
• Reducción de la celulitis
• Eficaces en la rehabilitación motora, prevención de la osteoporosis, tratamiento del dolor y de la enfermedad de Parkinson.
La base científica de su utilización, fueron los estudios realizados inicialmente en animales.
El más citado es el del Dr. Clinton Rubin, de 2001. Tras colocar pavos en una placa vibratoria todos los días durante 20 minutos, concluyó que la exposición a frecuencias de 20-50 Hz (1 Hz = 1 ciclo por segundo) mejoraba la densidad ósea y la morfología muscular, con lo que se podía inferir que estos dispositivos podían ayudar a mantener unos huesos sanos.
El estudio de Rubin fue subvencionado por la NASA, que desde entonces había experimentado con un dispositivo vibratorio Juvent creado por el propio Rubin para prevenir la pérdida de masa ósea acelerada (> de un 2% mensual) de los astronautas en el espacio, sometiéndolos a sesiones de 10 a 20 minutos diarios.
Sin embargo, los animales son diferentes a los seres humanos. Y entre los seres humanos existen variables importantes, como la nutrición y la genética; lo que funciona para los astronautas en el espacio, puede que no funcione en mujeres post-menopáusicas con osteoporosis. No obstante, Rubin también realizó estudios en mujeres postmenopausicas.
En un estudio realizado por un periodo de 1 año (Rubin et ál., 2004) se sometió a mujeres que estaban en periodo posmenopáusico desde hacía 3-8 años a un tratamiento con entrenamiento por aceleración. El protocolo usado fue de 2 entrenamientos diarios de 10 minutos separados por 10 horas cada uno. La frecuencia empleada era de 30 Hz y la aceleración producida de 0,2 g. El entrenamiento se aplicó todos los días durante un año. Tras este periodo se aplicaron tests para ver si la densidad mineral ósea había cambiado; se analizó la DMO tanto en la cabeza del fémur como en la columna lumbar. Los resultados encontrados fueron un aumento relativo del 2,17 % para la cabeza del fémur y un 1,5 % para la columna. Al mismo tiempo los autores observaron que los cambios más beneficiosos se daban en mujeres con un peso corporal más bajo (Rubin et ál., 2004).
Rubin y McLeod postulan que el efecto anabólico sobre el hueso trabecular lo constituyen estímulos mecánicos de baja magnitud y alta frecuencia, en sesiones de 20 / 30 minutos y a una frecuencia de entre 30 HZ y 45 Hz. No se han observado mejoras medibles en ensayos con tiempos de trabajo en periodos menores a 10 minutos (aun en trabajos diarios continuos, 5 veces a la semana).
Otros estudios indican que la aceleración Osteogénica durante la utilización de plataformas vibratorias se debe a la denominada Resonancia Estocástica, la cual es un fenómeno por el que un ruido mecánico mejora la respuesta de un sistema no lineal a una señal débil empujándola por encima de su umbral. La resonancia estocástica puede aumentar la mecano sensibilidad de distintos mecanoreceptores como los husos musculares y sus propiedades de regeneración, que poseen en algunos puntos propiedades similares o comunes a la regeneración ósea.
Con posterioridad, otros estudios se han venido realizando. Uno de ellos fue el realizado en nuestro país por Ibiomed (Instituto de Biomedicina de la Universidad de León). Se analizaron los efectos de una plataforma vibratoria en personas mayores sometidas a condiciones de fatiga. Se concluyó que el
entrenamiento mediante estas plataformas incrementaría la fuerza de los mayores hasta casi un 40%, y su movilidad en un 9%, tras 10 semanas con sesiones de trabajo de 10 minutos como máximo a frecuencias entre 20 y 60 Hz.
Esto concuerda con el hecho, conocido, de que el cuerpo humano es muy sensible a vibraciones, especialmente entre 0-25 Hz. Es más, las diferentes partes del cuerpo poseen unas determinadas frecuencias de resonancia; por ejemplo, el sistema tórax-abdomen la experimenta entre 3 y 6 Hz, y el sistema mano-brazo, entre 12 y 16 Hz. De hecho, diversos organismos e instituciones (como la Unión Europea), han regulado, en base a las normas ISO 2631 (en 1974) y 5349 (del 2001), la idoneidad de las vibraciones transmitidas al cuerpo humano por aparatos industriales.
No obstante, frente a las potenciales ventajas, la literatura biomédica también incluye una serie de riesgos y contraindicaciones respecto al entrenamiento con plataformas oscilantes o vibratorias:
• Trombosis (especialmente la venosa profunda, TVP)
• Enfermedades cardiovasculares
• Heridas recientes por intervención quirúrgica
• Prótesis articulaciones
• Hernia aguda / discopatía / espondilólisis
• Diabetes grave
• Epilepsia
• Enfermedades agudas / procesos inflamatorios
• Migraña grave
• Marcapasos
• Implante reciente de DIU, o material de osteosíntesis (clavos, tornillos placas, etc.)
• Tumores
• Retinopatias (riesgo de desprendimiento)
A esta lista de efectos provocados por las vibraciones, hay que incluir otros problemas menos aparentemente relacionados: hipertiroidismo, retención de líquidos, problemas hormonales ováricos, o incluso, expertos que temen que las plataformas vibratorias puedan sacudir demasiado la cabeza, causando visión borrosa, pérdida de la audición… e incluso daños cerebrales.
La lista es lo suficientemente extensa como para considerar que el uso de estas plataformas sea inocuo, pero su compra es fácil, sin supervisión médica: Al alcance de cualquiera al que se le plantee la posibilidad de invertir en salud para sí mismo y sus allegados.
Los beneficios y riesgos en las plataformas vibratorias son dependientes del tiempo de utilización, la frecuencia de uso, la amplitud de la vibración seleccionada, y la postura que adoptamos durante su manejo. La importancia de una vibración, desde un punto de vista ergonómico, está dada por dos magnitudes, la intensidad y la frecuencia. Si amplias la distancia entre tus pies, estarás aumentado la amplitud de vibración en tu ejercicio. Las amplitudes altas, están recomendadas únicamente para personas de más de 90Kg. o muy entrenadas.
Cualquier estructura física (incluidas las partes del cuerpo humano) puede ampliar la intensidad de una vibración que reciba de otro cuerpo. Esto ocurre si la vibración incluida se da en ciertas frecuencias que son características de la estructura receptora (frecuencia de resonancia). Las vibraciones son muy habituales en la vida diaria. Fuentes de vibración se encuentran en medios de transporte como coches, motos, trenes, aviones, embarcaciones, etc.; o de trabajo: tractores, camiones y multitud de tipos de maquinaria y herramientas (Martillos Neumáticos, Pulidoras eléctricas, Sierras Eléctricas, etc.). También en la actividad física y el deporte pueden encontrarse ejemplos evidentes como el patinaje en línea, el surf, el ski, la equitación, la vela, el mountain-bike. Etc. Todo material conocido por el hombre tiene una frecuencia natural a la que vibra (Warman et al., 2002) y los tejidos biológicos como el músculo también vibran a frecuencias específicas tanto en reposo como en activación.
Por ello, no tienen nada que ver las plataformas vibratorias utilizadas en gimnasios, de las de uso domestico como la Juvent 1000 (más parecidas a un peso doméstico que a una plataforma vibratoria), que trabaja con 0,3 g, y cuesta unos 2000 €
Cada articulación dispone de múltiples músculos que le proporcionan su movilidad y estabilidad articular. Cada músculo cumple una función (flexor, extensor, separador, aproximador, rotador, etc.). Aunque se mejorase el tono muscular, se fomentará que los músculos más fuertes soporten más trabajo, con lo que el patrón de descompensación aumenta: el músculo fuerte se hace más fuerte y el más débil se hace más débil. A largo plazo la probabilidad de dolor por descompensación es alta. Muy pocas personas (menos del 10%) están preparadas para entrenar sobre una máquina o material que provoque inestabilidad, como éstas.
Para las articulaciones, músculos y órganos internos, no es recomendable una vibración con demasiada intensidad o frecuencia. Para ello, tan solo hay que recordar los frecuentes test de control que se realizan a nivel industrial en los anclajes, rótulas, etc. de cualquier maquinaria. Los trabajadores de la construcción (carpinteros, ferrallistas, perforadores), transporte (camioneros, tractoristas) minería, metalurgia, extractiva o agraria que usan habitualmente maquinas vibratorias y de percusión, tienen un mayor deterioro de estos órganos y sistemas.
No todos los dispositivos son iguales, algunas (PowerPlate, Galileo, Soloflex, Galaxy, Nemes), desarrollan fuerzas G, que exceden en mucho 1g, y por tanto deben usarse con cautela. Estas magnitudes exceden a las recomendaciones ISO, OSHA de tolerancia humana, y no existen evidencias de que sean seguros para el aparato locomotor. Que los usen los atletas, aún a sabiendas de conocer estos peligros, es una cosa, pero que lo usen las personas mayores, las que padezcan osteoporosis, o las que tengan limitaciones funcionales, es otra cosa… muy dudosa, en el mejor de los casos.”
El uso de estas plataformas para personas mayores para mejorar la artrosis, osteoporosis, incrementar el tono muscular, etc. debe estar rigurosamente monitoreada por un profesional y debe realizarse por etapas, donde se comenzara con periodos de trabajo cortos (10 minutos al día ) a vibraciones entre 26Hz y 32 Hz, brindando al paciente descansos de entre 36 y 48 horas entre sesión y sesión. Luego de la tercera semana, se irá incrementando el tiempo de trabajo a razón de 2 minutos semanales hasta llegar a los 20 minutos, sin superar nunca el umbral de los 40 Hz. La amplitud recomendada para este tipo de rehabilitación es de 2mm / 3mm
Existen más de 180 marcas de plataformas vibratorias, sin embargo, no más de 10 cumplen con las especificaciones técnicas, normativas ISO de seguridad o, las que anuncian en su propio manual de uso. Y es que, cualquier vibración no produce efectos beneficiosos y potencialmente son peligrosas. Una gran mayoría de estas plataformas están fabricadas en China, para disminuir costes de producción de compañías sin escrúpulos, más interesadas en la ganancia económica que en la calidad de sus productos y sus avales científicos.
Algunos estudios en animales reflejados anteriormente, han demostrado efectos útiles con la vibración total del cuerpo (VTC) sobre el tejido óseo, pero los resultados de estudios clínicos en humanos han sido ambivalentes. Se dispone de muchos tipos de plataformas vibrátiles y, varían según su magnitud (altas: ≥ 1 g; bajas: <1 g) y el tipo de movimiento vertical (sincrónico o de alternancia lateral).
Recientemente, se ha probado científicamente que el tratamiento con vibración de todo el cuerpo (VTC) no muestra ninguna ventaja para la densidad y la estructura ósea en mujeres posmenopáusicas que reciben suplementos de calcio y vitamina D, según un estudio publicado en Annals of Internal Medicine. El estudio, fue realizado por Lubomira Slatkovska, PhD, de la University Health Network, Toronto General Hospital, Ontario, Canadá, y colaboradores.
En el tratamiento con VTC, la paciente se coloca sobre una plataforma oscilante que produce aceleraciones verticales, las cuales son transmitidas a los músculos y los huesos que soportan el peso.
Los investigadores llevaron a cabo un estudio aleatorizado y comparativo, unicéntrico, durante 12 meses en el que participaron 202 mujeres postmenopáusicas sanas con una densidad mineral ósea (DMO) normal a osteopenia (T-score entre ―1,0 y ―2,5). Las participantes no estaban recibiendo medicación alguna para mejorar su masa ósea.
El diseño del estudio, incluyó un grupo de control y dos grupos de tratamiento, a uno de los cuales se les dio instrucciones para colocarse sobre una plataforma de VTC de baja magnitud (0,3 g) de 30 Hz durante 20 minutos al día y a otro para que se colocaran sobre una plataforma de VTC de de 90 Hz por el tiempo equivalente. A todas las participantes se les administraron suplementos de calcio y de vitamina D.
Al inicio y a los 12 meses, se obtuvieron determinaciones de la DMO volumétrica trabecular, a nivel de tibia y radio distal, utilizando tomografía computarizada cuantitativa periférica de gran resolución. Así mismo, se midió la DMO al inicio y a los 12 meses, utilizando la absorciometría de rayos X de doble energía.
El tratamiento no tuvo ningún efecto evidente sobre ninguno de los desenlaces óseos. La media del cambio de la DMO volumétrica trabecular tibial con respecto al inicio en el grupo con 90 Hz fue de 0,4 mg/cm3 (intervalo de confianza [IC] del 95%: −0,4 a 1,2 mg/cm3). En el grupo con 30 Hz, la media del cambo fue 0,1 mg/cm3 (IC del 95%: −1,0 a 0,8 mg/cm3). La media del cambio en el grupo de control 0,2 mg/cm3 (IC del 95%: −1,1 a 0,6 mg/cm3; p = 0,55). No hubo ningún cambio en la DMO por áreas en el cuello femoral, ni columna lumbar entre los grupos.
Una limitación del estudio fue que la tasa de cumplimiento de la VTC fue de 65% a 79%. Además, la VTC fue autoadministrada por los pacientes, sin supervisión, en su domicilio; por tanto, se desconoce si hubo una observancia correcta de las instrucciones por lo que respecta a la postura. No fue posible el doble enmascaramiento con este diseño de estudio pues no se proporcionaron al grupo de control plataformas simuladas con sonido dadas las limitaciones de la financiación. Por último, no se determinaron las concentraciones séricas iniciales de 25-hidroxivitamina D.
«En conclusión», los autores, señalan «la VTC de baja magnitud (0,3g) durante 12 meses a 90 ó 30 Hz no tiene ningún efecto sobre la DMO o la estructura ósea en mujeres posmenopáusicas sanas de la población que recibieron suplementos de calcio y vitamina D y por tanto no se recomienda para evitar la osteoporosis relacionada con la edad en esta población».
Finalmente, tampoco hay que descartar el efecto placebo. En un experimento se dividió en dos grupos a 23 enfermos de Parkinson, un grupo recibió vibración sobre una plataforma vibratoria y el otro grupo fue sometido a una sesión idéntica pero con la plataforma desconectada. Los resultados obtenidos indican que se produjo un aumento de la capacidad motora de los sujetos participantes, y que ese aumento fue de igual magnitud en ambos grupos.
Así que, quien vaya a utilizar las plataformas vibratorias comerciales, más vale que tenga suerte…
Estamos ante dispositivos que, vista la lista de riesgos y contraindicaciones… deberían usarse bajo prescripción y supervisión médica. Los fabricantes y suministradores de estas plataformas vibratorias no han tenido reparos en publicitarse citando fuentes de investigaciones biomédicas, adulterando su ámbito y conclusiones, y ofertando productos que no están de acuerdo ni con lo uno ni, con lo otro, y sin embargo, todos llevan el marchamo de publicidad de “probado científicamente”.
Para el consumidor, es difícil luchar contra la propaganda y las falsas promesas de salud y bienestar, sin organismos que validen, informen y legislen sobre su uso. Para los gimnasios, es una tentación demasiado fuerte el montar clases de “power plate” ó “vibración“, que sólo duren 10 minutos, y les permitan acoger un gran número de clientes.
Hoy por hoy, el mejor y más fiable sustituto de un ejercicio cardiovascular es… algún otro ejercicio cardiovascular (andar, correr, bicicleta estática, cinta rodante, ejercicios en agua, etc.). Y algunos salen gratis..
Artículo realizado por: Dr. Ponce
Fecha del artículo: Julio 2012
Fecha de Publicación: Julio 2012
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