Disautonomía

La Disautonomía es una alteración del Sistema Nervioso Autónomo (SNA), el cual controla las funciones involuntarias de los órganos internos. Regula la temperatura, la frecuencia cardiaca, la sudoración, tensión arterial, o la respiración.

De ellas, la más evidente y sintomática es la tensión arterial, que en los casos de tensión baja se manifiesta como cansancio, fatiga, agotamiento, mareos, inestabilidad, pérdida de conocimiento, sudoración, cefaleas, frecuencia cardiaca baja (bradicardia), etc. Esta Hipotensión mediada neurológicamente, se la conoce también como Disautonomía.

En enfermedades, como el Síndrome de Hiperlaxitud Articular (SHA), Síndrome de Ehlers Danlos, existe una mala regulación del SNA, pero además hay una falla del tejido colágeno de las paredes del sistema venoso que contribuye a la caída de la presión arterial.

Emociones fuertes, cambios de temperatura elevados en lugares cerrados o con mucha aglomeración de personas. En situaciones en las que realizamos cambios posturales bruscos como el paso de estar acostado, sentado o en cuclillas a ponerse en pie, o bien, estar de pie quietos (guardar colas) durante bastante tiempo, provocan un aumento del retorno venoso a las extremidades inferiores, con lo que la presión arterial baja de forma brusca y llega poco sangre oxigenada al cerebro, que llega a provocar el desmayo, sincope o en el mejor de los casos mareos e inestabilidad.

Cuando cambiamos de posición bruscamente y pasamos de la sedestación o el decúbito a estar de pie, debido a la acción de la gravedad, unos 300 a 800 cc de sangre se quedan en el abdomen y extremidades inferiores durante unos segundos después del cambio de posición. En el caso de tener Disautonomía el organismo no es capaz de compensar esto completamente y aparecen los síntomas.

Una buena analogía es lo que sucede al líquido dentro de una botella a medio llenar. Si se la mueve de la posición horizontal a la vertical, se ve que el líquido se queda abajo. A los conejos les sucede lo mismo, si se les mantiene parados por un rato se les aumenta de volumen en el trasero y se caen desmayados. Se debe a que sus venas no tienen buenas válvulas para llevar la sangre al cerebro, al estar de pie. Algo similar les sucede a las personas con Disautonomía, debido a lo cual sienten mareos y pueden llegar a desmayarse.

También le sucede a algunos soldados que estando en posición firme sin moverse por largo tiempo, durante una exhibición militar, se caen al suelo por pérdida de conocimiento. Si se le deja recostado en el suelo, o se les levantan los pies, se recupera rápidamente, ya que mejora el retorno venoso de las extremidades al corazón y al cerebro.

En casos menos frecuentes, la pérdida del conocimiento se puede seguir de convulsiones y se puede hacer el diagnóstico equivocado de Epilepsia.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?

El síntoma más frecuente es la FATIGA CRÓNICA, Y EL CANSANCIO EXCESIVO que ocurre después de mediodía. La mayoría de las personas refieren que a partir del mediodía se van apagando paulatinamente, se quedan sin energías. Esta sintomatología, lleva a muchos médicos diagnosticar erróneamente a las personas que lo padecen de Síndrome de Fatiga Crónica, Fibromialgia ó Depresión.

En el entorno de estas personas, se les censura y critica de flojas, vagas, poco colaboradoras, retraídas o antipáticas.

Muchos pacientes tras permanecer de pie largo tiempo, se sienten desfallecer, sienten MAREOS, se ponen pálidas, sudorosas y llegan a perder el conocimiento (LIPOTIMIA, SINCOPE) que a veces es interpretado como una bajada de azúcar,

Estas personas se sienten mal, CANSADAS, CON POCA SALUD, DÉBILES, SIN ÁNIMO y sin interés de participar en lo que acontece a su alrededor o de conversaciones con los demás.

Algunas personas saben que son de PRESIÓN ARTERIAL BAJA, pero no se les ha hecho el diagnóstico de Disautonomía. Al moverse poco o por las circunstancias, el paciente se queda inmóvil o camina despacio y, en sitios calurosos, las MANOS Y PIES TIENDEN A HINCHARSE, sienten HORMIGUEOS, y tienen dificultad para moverlos (rigidez). Precisan hacer movimientos repetidos para reactivar la circulación y desaparezcan los síntomas anteriores.

Estas personas son por lo general son FRIOLERAS y lo han sido toda la vida, pero a veces al mismo tiempo, no toleran calores excesivos (es como que tuvieran averiado su termostato).

OTROS SINTOMAS:

  • Taquicardia sinusal.
  • Alteraciones del sueño.
  • Sudoración excesiva.
  • Intolerancia al frío.
  • Problemas de memoria.
  • Pérdida momentánea de la ubicación.
  • Vértigos, mareos.

CUANDO SE AGRAVAN ESTOS SÍNTOMAS

  • Por deshidratación:
    • Calor excesivo,
    • Fiebre, vómitos o diarrea (Gastroenteritis)
    • Toma de diuréticos.
    • Tomar baños calientes y prolongados (sauna, jacuzzi)
  • Bajadas de tensión arterial: Fármacos hipotensores.
  • Hipoxemia (disminución de oxígeno en sangre): Subida a lugares elevados. Altitud.
  • Disminución de llegada de oxígeno a los tejidos: Anemia, hemorragia.
  • Situaciones estresantes o de nerviosismo: Ver sangre, situaciones de dolor intenso, sustos, emociones fuertes, lugares cerrados y desconocidos.
  • Déficit de retorno venoso:
    • Estar de pie por largo rato, sin moverse. (Parada o formación militar).
    • Cambios posturales bruscos.
    • El caminar despacio.
  • Distribución circunstancial de la volemia en órganos:
    • Aparato digestivo: ante excesos de comidas o alcohol.
    • Placenta y endometrio: Embarazo.
    • Órganos sexuales: Después de relaciones sexuales.

¿CÓMO SE DIAGNÓSTICA?

El diagnóstico es clínico, aunque también existen pruebas que pueden ponerla de manifiesto.

¿CÓMO SE TRATA?

  • Evitar estar de pie por tiempo prolongado.
    • Si no se puedes evitarlo haz ejercicios: Ponte de puntillas, coloca un pie delante del otro y después vuelve a la posición inicial.
  • En el autobús o durante los trayectos en avión:
    • Mueve los pies y rodillas frecuentemente.
    • De vez en cuando, adoptar la posición en hiperflexión de pecho a rodilla y/o cabeza entre las rodillas.
  • Evitar caminar despacio.
  • Cuando aparezcan los síntomas, o después de una comida abundante: Reposar acostado al menos 15 minutos.
  • Evitar la deshidratación: Tomar unos 2 a 3 litros de líquidos al día.
  • Corregir los estados anémicos
  • Usar medias: panties o calcetines elásticos.
  • Si no tienes hipertensión arterial o problemas renales, las comidas y alimentos salados puede mejorar la volemia y mejorar el retorno venoso.
  • Haz ejercicios aeróbicos moderados.

Tras la valoración clínica, tú médico de confianza determinara que fármaco es el más adecuado para ti.

 

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