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Gota Tofácea Crónica

Gota Tofácea Crónica

Se trata de un varón de 65 años con gota tofácea crónica con afectación renal. Presentaba una clínica de episodios inflamatorios articulares que se iniciaron hace más de 20 años.

Inicialmente los episodios fueron en miembros inferiores, con episodios de podagra, se continuaron con brotes a nivel de tobillo, dorso del pie y rodillas, hasta llegar a miembros superiores con episodios en manos, y acúmulos de ácido úrico (tofos) en partes blandas y articulaciones.

Recibió tratamiento antigotoso desde Atención Primaria de forma irregular, abandonando el mismo por ineficacia de los tratamientos que se emprendieron, la reagudización de los síntomas con la toma de la medicación, y escasa adherencia al tratamiento.

Nunca llego a realizar un tratamiento a largo plazo, por lo que la artritis gotosa progreso, provocando gran destrucción articular y ósea, dolor y limitaciones. Acúmulos de úrico en partes blandas (tofos), tendinosos e intraarticulares.

Como complicaciones asociadas, a la evolución del cuadro articular se le añadió afectación progresiva de la función renal y un infarto de miocardio hacia 5 años antes.

A la exploración, presentaba múltiples lesiones tofáceas lobuladas, de consistencia sólida y adherida a planos profundos, que provocaron deformidades de los pies, rodillas, codos y las manos.

Acudió a nuestras consultas, para evaluación y tratamiento. Las Analíticas mostraron un nivel de ácido úrico sérico de 10,2 mg/dl (rango de referencia, 3,5 a 7,0 mg por decilitro) y una creatinina de 1,8 mg/dl (rango de referencia, 0,7 a 1,2 mg por decilitro).

Los dedos de las manos y los pies producían un exudado blanco viscoso a modo de pasta de dientes. Se realizó artocentesis de líquido sinovial inflamatorio en rodillas, se mandó a analizar observándose numerosos cristales en forma de aguja de urato monósodico bajo el microscopio de luz polarizada.

Ecográficamente se identificaron lesiones solidas (tofos) de aspecto heterogéneo alternando zonas hipoecoicas con otras hiperecoicas con calcificaciones en su interior en algunos de ellos. Los tofos se situaban sobre las articulaciones interfalángicas, metacarpofalángicas, carpos, receso medial rodillas y sobre el tendón rotuliano. Presentaba igualmente, lesiones erosivas en las superficies óseas metacarpofalángicas y huesos del carpo. Imagen de signo de doble contorno en 1 MTF. Sinovitis que afectaba a los tendones extensores de los dedos y el carpo con vascularización periférica con el Doppler.

Se inició tratamiento para reducir el ácido úrico. Al año de seguimiento, el dolor y la hinchazón de las articulaciones fueron disminuyendo notablemente.

Comentarios

La gota es una enfermedad curable, pero precisa de un tratamiento prolongado. No es posible curar la gota solo con la dieta. A pesar de ser una enfermedad conocida desde hace siglos, la gota sigue siendo una gran desconocida. Muchos pacientes no la consideran sea una enfermedad y otras piensan que es incurable.

Muchos mitos y certezas tenemos sobre ella. Existe habitualmente una mala adherencia al tratamiento por parte del paciente, quizás debida a malas explicaciones de cómo funciona el tratamiento, cual es el objetivo del momento y el manejo de las distintas opciones.

La enfermedad es considerada actualmente un factor de riesgo cardiovascular, con incremento del riesgo de padecer infarto de miocardio o accidentes cerebrovasculares.

Desgraciadamente, aún hoy día se siguen viendo casos tan exagerados como el que presentamos fruto de la combinación de falta de adherencia y seguimiento por parte del paciente y la una escasa explicación por parte del medico.

Doctor Ponce

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