LA EPICONDILITIS
La epicondilitis es una lesión causada por el uso excesivo de los músculos extensores de la muñeca. Este tendón se compone de los orígenes del músculo extensor radial corto del carpo, del extensor cubital del carpo y de los músculos extensores de los dedos de la mano. El área «más débil» de estos músculos es su origen, el tendón extensor común. A pesar de la denominación «codo de tenista», el tenis constituye la causa directa en sólo el 5% de los pacientes que padecen epicondilitis humeral 1.
Historia
Hace trescientos años se publicó la primera edición de De Morbis Artificium Diatriba o Considerations for occupational diseases in workers employed in manufacturing and the arts, una obra de Bernardino Ramazzini (1633-1714). En la obra se incluyó un capítulo sobre la epicondilitis humeral. Runge escribió sobre la misma dolencia en los escritores. La denominó Schreibers krampfes, el calambre de los escritores, en 1873. Morris fue el primero en vincular la enfermedad con el deporte del tenis. En 1883, en The Lancet, publicó un manuscrito sobre el «codo de tenista» (el año anterior lo había publicado en la misma revista con el nombre de «esguince de Rider»).
Presentación clínica
Las personas que padecen epicondilitis humeral refieren dolor en la parte externa del codo que aumenta si extienden la muñeca contra resistencia y si se ejerce presión en el origen del tendón extensor común. A veces se presenta como traumatismo en un momento puntual, como una serie de traumatismos recurrentes durante un período de tiempo y en ocasiones no hay un inicio claro de la dolencia.
A diferencia de la epicondilitis humeral, la epitrocleítris, también conocida como «codo de golfista», causa dolor en el epicóndilo interno.
Es muy importante realizar una exploración en profundidad de cada paciente que presente dolor en el codo. Se debe explorar y palpar, así como examinar la amplitud total de movimiento. Una hiperextensión del codo de hasta 15 grados se considera normal
La incidencia de dolor en la parte externa del codo en los centros de atención primaria es de aproximadamente 4 a 7 casos por cada 1.000 pacientes al año y la prevalencia entre la población oscila entre el 1 y 3% 2, 3.
Los siguientes grupos de personas presentan un mayor riesgo:
Mujeres
Cualquier persona a partir de los cincuenta
Personas que han empezado a realizar trabajos que se desarrollan en el entorno del hogar, como el de pintor, en los que se utiliza la extensión de la muñeca contra resistencia
Consecuencias laborales
Aproximadamente el 10% de los pacientes solicita la baja laboral durante un período medio de 11 semanas como consecuencia de esta dolencia 4.
Si no se trata y únicamente se adopta una estrategia de observación y espera basada en recomendaciones y reposo relativo, se estima que la dolencia tarde en desaparecer entre seis meses y dos años 5-7.
¿Cómo debe tratarse?
Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos de uso tópico mejoran los síntomas a corto plazo en comparación con el placebo y es probable que administrados por vía oral también resulten eficaces para aliviar el dolor a corto plazo. Las inyecciones de corticoesteroides han mostrado escasas evidencias clínicas de una mejora de los síntomas a corto plazo en comparación con el placebo, un anestésico local, ortesis (sujeción del codo), la fisioterapia o los AINEs vía oral. Las atrofias cutánea y muscular pueden ser efectos secundarios de las inyecciones locales. De forma ocasional, se puede desarrollar una reacción inflamatoria aguda después de administrar una inyección de corticoesteroides. Con frecuencia, la zona de inyección queda dolorida durante unos días.
El lugar de inyección se muestra a continuación.
Con frecuencia se utilizan algunos dispositivos ortopédicos para tratar la epicondilitis humeral. El principal es una banda o correa que se coloca alrededor del músculo central de los extensores de la muñeca. En teoría, al sujetar el músculo con una banda, cabestrillo u otro soporte ortopédico, se consigue limitar la expansión y, por tanto, reducir la producción de fuerza por parte de las fibras musculares próximas a la banda 8, 9. Una prueba útil para predecir la eficacia de los cabestrillos es la prueba de presión de los músculos extensores10.
En esta prueba el paciente debe flexionar el codo hasta alcanzar 90 grados. A continuación, se debe pedir al paciente que mueva la muñeca hacia arriba (extensión), mientras el médico opone resistencia manual. Al realizar este procedimiento, los pacientes con epicondilitis humeral experimentan dolor. Después de un minuto de descanso, el paciente debe repetir la extensión a la vez que el médico opone resistencia manual. Llegados a este punto, el médico debe sujetar el brazo del paciente, justo por debajo del codo y simular, de este modo, el efecto del cabestrillo antes de que se lleve a cabo la extensión contra resistencia manual (vea la figura). La prueba será positiva si, al simular el cabestrillo, el paciente experimenta menos dolor; de lo contrario será negativa.
En la actualidad, no existen suficientes evidencias clínicas y las que hay disponibles proceden de ensayos clínicos controlados aleatorizados de pequeña envergadura, realizados con métodos poco sólidos, sobre los efectos de la acupuntura con agujas, la acupuntura con láser o la electroacupuntura en pacientes con epicondilitis humeral 11, 12.
Existen muy pocas evidencias clínicas de que el ejercicio pueda disminuir los síntomas a corto plazo 13.
Se desconoce si la Terapia extracorpórea por ondas de choque este tipo de tratamiento resulta beneficioso para la epicondilitis humeral 14. La terapia extracorpórea por ondas de choque puede llevarse a cabo en un entorno ambulatorio con sedación o anestesia local. Los riesgos son equimosis, eritema, migraña, síncope, náuseas y mareo. La necrosis ósea o los hematomas son otros riesgos.
Manipulación mediante terapia física de la muñeca podría ser una estrategia de tratamiento eficaz para la epicondilitis humeral; sin embargo, no existen suficientes evidencias clínicas que lo garanticen.
La cirugía debe valorarse en los pacientes en quienes no haya remitido la sintomatología tras las medidas conservadoras después de un año aproximadamente y la dolencia limita al paciente en sus actividades diarias. No obstante, la intervención quirúrgica tampoco es satisfactoria al 100%. Los resultados recogidos en diferentes estudios varían del 43 al 100%. No existen evidencias clínicas procedentes de ensayos controlados aleatorizados que indiquen que la cirugía es eficaz en estos casos.
Bibliografia
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12. Fink M, Wolkenstein E, Karst M, et al. Acupuncture in chronic epicondylitis: a randomized controlled trial. Rheumatology 2002;41:205-9
13. Smidt N. Chapter 2. In: Smidt N. Conservative treatments for tennis elbow in primary care [thesis]. Wageningen: Ponsen and Looijen BV, 2001.
14. Buchbinder R, Assendelft WJJ, Barnsley L, Green SE, Smidt NN, White M. Shock wave therapy for lateral elbow pain. The Cochrane Database of Systematic Reviews 2002, Issue 1. Art. No.: CD003524. DOI: 10.1002/14651858.CD003524.
Artículo realizado por Dr. Ponce
Fecha de realización: Octubre 2011
Fecha de publicación: Octubre 2011
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