La Medicina que se ejercía cuando me inicie como médico, poco tiene que ver con la que ejerzo actualmente y, posiblemente a la que se practica hoy, será un asomo de la que queda por venir. Notas reflexivas, en la que se realiza una vista retrospectiva de la prácticas y usos de la Medicina hace más de 30 años, pasando por la praxis contemporánea y lo que queda por llegar.
Prácticas de la Medicina de ayer:
- Diagnosticar o tratar en base a los resultados analíticos o en indicios no validados.
- Invocar la experiencia personal como argumento.
- Actualizarse mediante la lectura del principal Journal de la especialidad.
- Imponer desde la jerarquía institucional la toma de decisiones.
- Doctores más que doctoras, con nombre, e influyentes socialmente.
- Consultas de Atención Primaria de 3 minutos, tan solo para recetas.
- Excluir a los pacientes en la toma de decisiones dictando nuestra conducta.
- Fumar delante del enfermo (adulto, niño o recién nacido).
Prácticas de la Medicina contemporánea:
- Interpretar el diagnóstico basado en criterios establecidos.
- Basar el tratamiento en protocolos consensuados en guías de práctica clínica.
- La toma de decisiones prestando especial atención a la estadística
- Prescripción basada en criterios economicistas.
- Práctica de una medicina industrial en la que no hay enfermos sino clientes.
- Consultas de 10 minutos, mirando a la pantalla del ordenador más que al enfermo.
- Médicos de “marca blanca” trabajadores al servicio de compañías sanitarias privadas, en donde el médico presta un servicio y la institución recoge el prestigio y el dinero.
- Compartir información médica al público en general a través de la Red.
Prácticas de la Medicina que quedarían por venir:
- Entender ampliamente el contexto de la práctica profesional.
- Identificar y respetar deseos, temores, aprensiones, creencias y valores de los pacientes para satisfacer sus demandas y necesidades.
- Incidir en la salud familiar, pública y no solo en la individual.
- Practica de una Medicina integral de la salud del paciente, y no solo de la especialidad.
- Escuchar de forma activa, reflexiva, y empática.
- Ponderar que es lo mejor para el paciente en lugar del precio del producto.
- Aprender Medicina al “pie del enfermo” además de los libros.
- Evitar limpiar la propia conciencia ensuciando la del paciente ante la no adherencia al tratamiento.