Cuando era discente en Historia de la Medicina, me llamo la atención aquello de: “La Medicina es un arte” o “El arte de la Medicina”. Me costaba trabajo entender que la Medicina fuese un arte cuando para mí era ciencia y técnica. El tiempo y su práctica diaria han hecho que comprenda por qué la Medicina es un arte y cuando el médico es un artista.
La Medicina, además de ciencia y habilidades técnicas, también es empirismo, “ojo clínico”, conocimiento de la realidad del paciente en su contexto biopsicosocial, es experiencia y sentido común. La ciencia de la incertidumbre y el arte de la probabilidad, que diría William Osler. Pero además, depende de la personalidad de quien la practique, por lo que si te falta la salud, te puedes encontrar con algún que otro personaje.
Con todas estas variables alrededor del acto médico, es probable que si consultamos a más de un médico, un mismo problema de salud, la interpretación del mismo y su tratamiento, puede variar de un galeno a otro.
El médico no es un artista cuando entretiene, mientras la naturaleza cura la enfermedad. Se es un “artista”, cuando hace bien su tarea, cuando técnicamente es excelente y, además, cuando ve al enfermo como un todo y sabe tratarlo de forma personal e individual.
No obstante, desde que la Medicina se instaura como profesión han existido médicos que se han interesado por las bellas artes y la cultura. Son médicos artistas (sin entrecomillado), se interesan por las letras, la música, la pintura o la escultura. Puede que el interés por las bellas artes de muchos médicos sea favorecido por las vivencias (felicidad, sufrimiento, miseria) de primera mano que te facilita la práctica de la profesión. La tradición artística y cultural de los médicos españoles viene de antiguo; desde el siglo XII (Averroes y Maimonides) al XX (Pío Baroja, Gregorio Marañón, Santiago Ramón y Cajal), hasta llegar a nuestros días con La Academia Española de Médicos Escritores y Artistas (ASEMEYA), la cual desarrolla una intensa actividad cultural con médicos que practican disciplinas artísticas de lo más variado.
Al enfermo siempre le interesa que le trate un médico artista, (con entrecomillado o sin él). Es fundamental para él encontrar un médico “artista”, que le resuelva su problema de salud con eficiencia. Pero si además, se dedica a las bellas artes, podrá obtener de él un mayor grado de recomendación, comprensión o, al menos, conversación durante las consultas.
Llevo años proponiéndome ser un médico artista, con comillas o sin comillas, todo sea por el bien mis pacientes.