Entre un 10-16% de los causas de infertilidad en una mujer son de causa autoinmune. En estos casos, el sistema inmune evita que se implante el ovulo, o se corte el flujo de sangre al embrión implantado. La causa más común es el síndrome antifosfolipido (SAF) primario o en el contexto de un Lupus eritematosos sistémico (LES).
Se trata de mujeres en edad fértil, sin factores de riesgo cardiovascular (fumar, hipertensión, obesidad, etc.) que han tenido abortos de repetición, episodios de hipertensión grave durante su embarazo (preeclamsia, eclampsia), o tenido recién nacidos pretérminos, o con retraso del crecimiento intrauterino. O bien, entre sus antecedentes personales se cuentan la migraña, ó trombosis venosa en miembros inferiores, mielitis transversa o corea.
El número de complicaciones que plantean estas gestaciones, aconsejan un seguimiento por un equipo multidisciplinar que incluya, además del ginecólogo, un reumatólogo con experiencia en el manejo del síndrome y con una buena comunicación entre el grupo. Esta atención por el reumatólogo es importante para la buena evolución del embarazo.
El diagnóstico de la enfermedad requiere de un doble criterio, clínico y de laboratorio. Estos dos criterios no tienen por qué ser coincidentes en el tiempo, de hecho, se recomienda que el periodo que ha de transcurrir entre ambos sea superior a 12 semanas e inferior a 5 años.
CRITERIOS CLÍNICOS:
- Trombosis (arteriales o venosas, de pequeño vasos, en cualquier territorio vascular: cerebral, miembros inferiores o vasos pulmonares)
- Complicaciones obstétricas (abortos recurrentes, pérdidas fetales, etc.),
- Complicaciones neonatales (recién nacido pretérmino, con retraso de crecimiento intrauterino).
CRITERIOS LABORATORIO:
- Anticuerpos anti fosfolípidos (AAF),
- Anticardiolipina (aCL),
- Anti2-glucoproteina I (anti2-GPI)
- Anticoagulante lúpico.
Todos estos anticuerpos alteran el mecanismo de los fosfolípidos, unas sustancias necesarias para el correcto funcionamiento de la circulación sanguínea y la coagulación.
El embarazo en una paciente con SAF debe ser considerado de alto riesgo, por lo que necesitará un control obstétrico riguroso y frecuente, monitorizando en cada visita la presión arterial y la proteinuria. Se trata de un estado de hipercoagulabilidad que requiere de tratamiento profiláctico con antiagregantes plaquetarios y/o heparina, junto con control de factores de riesgo cardiovascular. En algunos casos, el uso de inmunosupresores, esteroides, o azatioprina, y que, en general, el 80% de los casos disfrutan de un buen final.
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