Verano en Alhaurinejo

Como cada año, cuando el verano comienza a inquietarse y las temperaturas empiezan a superar a las del año anterior, y se empieza a sudar la “gota gorda”, Alhaurín de la Torre se prepara para lucirse con sus mejores galas y darlo todo en este tiempo. Alhaurín no quiere dejar para el otoño, lo que puede hacer este verano. Mejor antes que después, que la luna se acaba y ya mismo vienen más calores…..

El Jardín de Alá, se va engalanando despacio, tímidamente, con repuntes flamencos en su Peña y fuera de ella. Toques de guitarra por Juan de Dios, se acoplan a voces cantoras, naturales, afiladas, graves y redondas. Él sabe poner los dedos acordes en la guitarra y ajustar el compás según el tipo de voz, de cada casa o familia.

En su Festival de la Torre del Cante, vístete con traje beis-sevillano, catadura de patriarca gitano, o de artista flamenco-fusión, pues aquí, se reúnen aficionados, amigos y conocidos, para disfrutar de una noche sería o con jaleo.

Poco a poco, los días se hacen más largos, hasta llegar al solsticio de verano; momento en el que tiene lugar la Feria. Un festejo de trasbordo, en la que se confraterniza en torno “Peña” “el olivo” y “la Tajá”. Se postponen partidas sagradas de parchís, porque comienza la algarabía. Una música estridente espesa el aire y lo hace irrespirable. Sombreros de paja, trajes de gitana y abanico de colores. La manzanilla y otras bebidas graduadas hacen que la extraversíón vacíe a los conversadores. Besos y abrazos por doquier sorprenden a los comedidos. Se inquietan los bailongos fuera de pista y el sudor brota como un rocío de mediodía humedeciendo los cuerpos.

Alhaurín ha encontrado su música en el cruce de caminos entre jazz y el flamenco, tanto como géneros musicales puros, como en el encuentro fronterizo y fusionado de ambos. Por ello, cuando termina su Feria, empiezan a agotarse las entradas del Festival Portón del Jazz. Un complemento más, de este bello pueblo, que organiza este Festival desde 1997 y al que acuden los músicos más destacados del jazz nacional e internacional. En el post-concierto, como en un guión previamente preparado, notas musicales adornan conversaciones improvisadas con los artistas. La mano de Pablo, revela la secreta armonía existente entre quienes allí acudimos. La música que allí suena, te golpea el corazón, y lo engrandece. Tu soledad, se hace sonora y se puebla de presencias.

Flamenco, Feria, Jazz son los vagones del último tren, que partió este verano de la estación de transbordo del Alhaurinejo. Saca tu espíritu juvenil en este viaje, no te lo pierdas y vete acomodando. Ventanilla o pasillo, según tus preferencias.