El origen de la palabra “Siesta” se halla en la llamada por los romanos “hora sexta” (exactamente entre las 14 y las 16 horas). A lo largo de muchos años se ha comprobado que dormir en estas horas: Mejora la concentración, incrementa la productividad y despeja la mente, eliminando la fatiga tanto física como mental. Además de otros importantes beneficios:
Consejos para una buena siesta
El origen de la palabra “Siesta” se halla en la llamada por los romanos “hora sexta” (exactamente entre las 14 y las 16 horas). A lo largo de muchos años se ha comprobado que dormir en estas horas: Mejora la concentración, incrementa la productividad y despeja la mente, eliminando la fatiga tanto física como mental. Además de otros importantes beneficios:
Beneficios más importantes de la siesta
En los niños menores de 5 años y en los ancianos la siesta es fundamental para el desarrollo corporal y el descanso respectivamente.
Reduce el riesgo de infarto. Alarga la vida y previene el envejecimiento, dado que, según algunos estudios, su efecto reparador es capaz de combatir los radicales libres.
Es buena para mantener una belleza sana y natural, puesto que nos ayuda a reflejar la luminosidad y frescor del rostro. Provoca una sensación de bienestar.
Favorece una buena salud psíquica, especialmente porque nos ayuda a mantenernos positivos y a tener buen humor. Reduce el estrés, mejora las tensiones y la ansiedad.
Aumenta la capacidad creativa, la intuición, la imaginación, y la capacidad de resolver problemas.
Para sacarle todos estos beneficios, es aconsejable cumplir unos requisitos:
Tiempo: El tiempo que dedicamos a la siesta debe ser entre 20 y 30 minutos. Este tiempo es suficiente para descansar y recuperar la energía y vitalidad. Es aconsejable poner una alarma para evitar exceder el tiempo.
Hay quién antes de iniciar la siesta toma un té o café, de tal forma que los efectos excitantes de estas bebidas empezarían a ejercer su acción a la media hora, favoreciendo el despertar en torno a esta hora.
Cuando pretendemos mejorar el rendimiento cognitivo y el aprendizaje, sería más recomendable una siesta de 90 minutos, porque en ella se llega al sueño REM, en el que consolidamos lo asimilado.
Las siestas de 60 minutos pueden mejorar nuestro nivel de alerta durante las siguientes 10 horas. Sin embargo, cuando pasamos los 45 minutos, te arriesgas a sufrir “inercia del sueño”, esa sensación de no haber despertado por completo.
Pero además, la siesta no debe realizarse más allá de las cuatro de la tarde, ni antes de las doce del día, ya que estaríamos muy cerca de cuando nos vamos a acostar o levantar, con lo que disminuye la inercia del sueño nocturno.
Una siesta de algo más de 20 minutos, aunque sea después de ocho horas haberse despertado, es más beneficiosa que continuar durmiendo otros 20 minutos por la mañana.
Para intentar conciliar el sueño, se debe intentar reproducir o remedar en lo posible las condiciones ambientales del sueño nocturno: habitación a oscuras o usando un antifaz, temperatura adecuada, buscando el silencio, sin el televisor encendido, puesto que las imágenes y el ruido de la misma provocan que el cerebro no descanse como lo haría si no hubiese ruido. Es recomendable igualmente que se haga tumbado y no en sedestación en un sillón o sofá.
En determinadas personas, es conveniente, anotar tareas pendientes para dejar la mente en blanco y descansar sin la preocupación propia de actividades que quedan por realizar.
Se recomienda apagar el teléfono o ponerlo en “modo avión”, para evitar llamadas o mensajes molestos.
Los beneficios de la Siesta, son conocidos a nivel empresarial. De tal forma que algunas multinacionales, fomentan en sus empleados que se echen una siesta, para posteriormente continuar su actividad laboral.
En Estados Unidos, para ello, disponen de las llamadas cabinas con cama (nap pods). Si quieres proveerte de una de ellas, debe saber que tienen un precio de 8.000 $ y son *fabricados por Metronaps que comercializa en Nueva York, el alquiler de las cabinas en siestas de 20 minutos, se cobra a 14 $.
Cada cabina está dotada de una nap bed (una cama), iluminación en base a cromoterapia, aromatización, aparatos personales de sonido para acompañar las etapas de la siesta, alimentos, almohadillas de relajación ocular, y mantas y almohadas de texturas hipoalergénicas. Una vez en la cabina, el cliente puede tomar una siesta de 25, 35 o 45 minutos, arropado bajo una cálida manta, con los ojos tapados por una pesada máscara y con música relajante por auriculares que va variando desde ritmos cada vez más intensos a medida que avanza el tiempo del descanso. Una vez finalizada la siesta, el renovado usuario recibe un té y unas galletas elaboradas especialmente para recuperar la energía y evitar el estrés.
Artículo realizado por Dr. Ponce | Fecha del artículo : Mayo 2014
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