Bases teóricas para el cambio de aptitud y del giro evolutivo de nuestra actitud.
La definición de fisiológica de hiperuricemia es de una concentración plasmática de urato superior a 6,8 mg/dl. que es el punto de saturación de la sal de urato sódica en los líquidos biológicos con pH y temperatura fisiológicos
La definición estadística basada en la media de la población que emplean los laboratorios clínicos es de 6 mg/dl en la mujer y 7 mg/dl en el hombre.
La prevalencia de hiperuricemia ha aumentado progresivamente de 4,8% en 1970, a 9,3% en 1980 (estudio Framingham), hasta el 19% actual según estudios más recientes.
La hiperuricemia asintomática es el período en que los niveles séricos de urato se encuentran persistentemente elevados, pero no se producen manifestaciones clínicas relacionadas con este depósito. Su prevalencia media en varones adultos está en torno al 8%.
El término de gota se utiliza para describir un grupo heterogéneo de enfermedades que incluyen: artritis gotosa aguda, artritis gotosa crónica, nefropatía crónica por urato, nefrolitíasis úrica y la nefropatía aguda por ácido úrico.
Parece que la hiperuricemia asintomática no es el periodo quiescente y benigno previo a la gota clínica que se creía. Hoy sabemos que cuando existen niveles elevados de uratos en sangre, estos se depositan en las articulaciones (cartílago, sinovial) microcristales de ácido úrico hasta formar microtofos (que se pueden visualizar por artroscopia, ecografía o RMN), años antes del primer ataque clínico de gota.
Igualmente, los niveles séricos de ácido úrico predicen de forma independiente el desarrollo de hipertensión y enfermedad cardiovascular (angina, infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca, accidente cerebro vascular y enfermedad renal).
El ácido úrico elevado es un factor de riesgo para el desarrollo de hipertensión arterial, independientemente de los factores de riesgo clásicos. La disminución del acido úrico con tratamiento adecuado, hace disminuir la cifras de tensión arterial.
Los niveles de ácido úrico se han asociado a la calcificación de las arterias coronarias y al engrosamiento de la media de la arteria carótida.Por lo tanto, aunque la mayoría de las personas con hiperuricemia asintomática no tienen manifestaciones clínicas, esta fase inicial de la gota, es un periodo en el que se fraguan alteraciones estructurales en distintos órganos (corazón, riñón, articulaciones) y tejidos (vasos sanguíneos) y, en los que se van desarrollando las distintas comorbilidades asociadas a la gota (obesidad, hipertensión, dislipemia, y nefropatía).
La hiperuricemia provoca daño renal por precipitación intratubular e intesticial de cristales de urato monosódico o por otros mecanismos que conducen a la glomeruloesclerosis.
La hiperuricemia asintomática en pacientes de bajo riesgo cardiovascular probablemente sea debida a una disminución del aclaramiento renal de ácido úrico. Sin embargo, en pacientes con alto riesgo cardiovascular podría causar o ser consecuencia de la aparición de efectos deletéreos sobre el corazón, los vasos sanguíneos.
Por cada aumento de 1 mg/dl en el ácido úrico se incrementa el desarrollo de enfermedad renal crónica y cae el filtrado glomerular. La hiperuricemia produce cambios hemodinámicos e histológicos renales que conducen a una glomeuroloesclerosis y fibrosis túbulo-intersticial.
El periodo de hiperuricemia asintomática, es variable y depende de los niveles de uricemia. A medida que los niveles sanguíneos de uricemia vayan ascendiendo, principalmente > de 9 mg/dl, el periodo asintomático se acorta, no obstante, este periodo puede llegar a ser superior a una década.
Si entendemos la gota como una enfermedad crónica (como lo son la diabetes, la arteriosclerosis o la hipertensión), deberíamos tratar la primera de sus manifestaciones (la hiperuricemia) y de está forma evitar el desarrollo de formas graves e incapacitantes (gota tofácea) y, disminuir con ello el riesgo de mortalidad en estos pacientes. Por tanto, la estrategia para prevenir y curar la gota debería ser: reducir la uricemia hasta niveles adecuados (> de 6mg/dl ó 5 mg/dl), de forma persistente y a largo plazo.
Todas estas razones son motivo suficientes para cambiar la actitud y empezar a tratar la hiperuricemia asintomática.
Artículo realizado por : Dr. Ponce
Fecha del artículo: Febrero 2014
Fecha de publicación: Febrero 2014
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